Que el ajo es una planta que nos aporta multitud de beneficios para la salud no es ninguna novedad. Este bulbo lleva consumiéndose con fines terapéuticos desde los tiempos más remotos. Ya en el Antiguo Egipto, el Papiro Ebers, uno de los más antiguos tratados médicos conocidos, prescribía el ajo para la prevención de parásitos o problemas de circulación entre otras dolencias. En la Antigua Grecia el ajo se asociaba a la fuerza y al rendimiento físico, por eso los atletas consumían ajo antes de sus competiciones en los juegos olímpicos. Hoy en día se siguen publicando cientos de estudios que destacan sus propiedades.
Mejora la salud cardiovascular
Según el informe extraído del servicio de información del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el ajo ejerce un importante papel en la prevención de la enfermedad cardiovascular, reduciendo los niveles de lípidos en sangre. Ayuda a reducir el LDL-colesterol (colesterol «malo»), a inhibir su oxidación, y a proteger a las células endoteliales de estas lipoproteínas modificadas. Además, ejerce otros beneficios sobre la salud cardiovascular, ya que disminuye la presión arterial y la agregación plaquetaria.
Propiedades antibacterianas y antivirales
Durante la Primera Guerra Mundial, el ajo se utilizó en la desinfección de las heridas cuando faltaron los antisépticos convencionales. En zonas rurales, el ajo se usa en la alimentación de ganado a fin de prevenir ciertos parásitos intestinales que atacan a los animales. Estudios «in vitro» han indicado que el extracto de ajo, incluso a bajas concentraciones, es un potente inhibidor de Helycobacter pylori, bacteria implicada en el desarrollo de las úlceras gástricas y duodenales.
Potenciador del sistema inmunológico
El soporte que el ajo brinda a nuestro sistema inmunológico se debe principalmente a la presencia de compuestos con reconocida bioactividad, particularmente los compuestos organosulfurados. Algunos de estos compuestos bioactivos presentes en el ajo ayudan al sistema inmunitario, contribuyendo a mantener su mecanismo de defensa natural.
Ayuda en la regulación de la glucosa
El ajo aumenta la sensibilidad a la insulina del cuerpo, teniendo un efecto positivo en el metabolismo del azúcar. Mejora el efecto de la insulina debilitada y ayuda a equilibrar los niveles de azúcar en sangre.
Efectos antioxidantes del ajo
La aliina es un sulfóxido que se encuentra naturalmente en el ajo. Es un derivado del aminoácido cisteína. En los últimos años, varios estudios han señalado que la aliina presenta propiedades antioxidantes. También se ha determinado que el aminoácido lisina presente en el ajo participa en la reparación celular, en la síntesis de colágeno y en la producción de todas las proteínas musculares junto con la vitamina C
Qué cantidad de ajo se recomienda consumir
Se podría decir que la cantidad recomendada es de 1 a 3 dientes diarios de ajo, si bien no está determinada clínicamente qué cantidad diaria se puede consumir, ya que este es un alimento con efectos secundarios leves y poco frecuentes.
Hay que tener en cuenta que existen personas con una mayor tolerancia que otras a los compuestos organosulfurados del ajo. Mientras que algunas no notan sus efectos, otras personas más sensibles pueden experimentar acidez o malestar estomacal. Además, el ajo puede intensificar los efectos de los anticoagulantes.
Siempre es recomendable acudir a nuestro especialista ante cualquier duda.
Cómo incorporar el ajo en tu dieta diaria
El ajo puede consumirse crudo o cocinado. Si lo consumimos crudo conservaremos una mayor cantidad de compuestos bioactivos, ya que algunos pueden degradarse a altas temperaturas. Tradicionalmente, en la dieta mediterránea, el ajo crudo se ha venido consumiendo frotando un diente de ajo pelado en pan crujiente acompañado de aceite de oliva virgen extra. También es costumbre, entre personas de mayor edad, tomar el diente entero en ayunas, tragándolo como si de una píldora se tratara. Una interesante forma de consumirlo consiste en picar unos tomates y añadir ajo crudo finamente troceado, además de un poco de sal, aceite de oliva y perejil. Esta receta de tomate aliñado es típica de algunas zonas del sur de España. No podemos olvidar que el ajo crudo puede consumirse también en salsas como el mojo picón canario o el famoso pesto de albahaca italiano y también en deliciosos patés como el hummus o el mutabal.
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