Cada vez más los consumidores buscan productos que no solo sean saludables, sino que también respeten el medio ambiente y a las comunidades que los producen. Pero, ¿qué hay realmente detrás de la producción ecológica? Ser un productor ecológico va mucho más allá de prescindir de químicos o cumplir con una normativa: implica adoptar un modelo de vida y de trabajo basado en la sostenibilidad, el cuidado del suelo, el bienestar animal y la justicia social.
¿Qué es la producción ecológica?
Las reglas para la producción ecológica incluyen normas sobre la gestión del suelo, la rotación de cultivos, el uso de productos fitosanitarios, la cría de animales, y el cuidado del medio ambiente. Estas reglas fomentan una agricultura sostenible, limitan el uso de pesticidas y promueven la biodiversidad. Estos son los cuatro pilares básicos de la producción ecológica:
1. Sostenibilidad medioambiental:
Se prohíbe el uso de productos químicos sintéticos como pesticidas, herbicidas y fertilizantes, sustituyéndolos por prácticas más naturales, como la rotación de cultivos, el uso de compost, estiércol orgánico y otras técnicas que favorecen la fertilidad natural del suelo.
2. Protección de la biodiversidad:
La producción ecológica debe contribuir a preservar y mejorar la biodiversidad del ecosistema agrícola mediante prácticas como la protección de los recursos naturales, la promoción de la flora y fauna autóctonas, y el uso responsable del agua y la energía.
3. Sistemas de control y certificación:
El reglamento fortalece el sistema de control para garantizar la trazabilidad y autenticidad de los productos ecológicos. Todos los operadores involucrados en la cadena de producción, procesamiento y distribución de productos ecológicos están sujetos a un control estricto.
4. Procesamiento de productos ecológicos:
Los productos ecológicos deben procesarse utilizando métodos que preserven su integridad y calidad natural. El uso de aditivos, colorantes, conservantes y otros ingredientes artificiales está más limitado que en la producción de productos no ecológicos.
¿Qué exige la certificación ecológica?
Las certificaciones ecológicas son esenciales para garantizar que los productos ecológicos cumplen con los estándares establecidos.
Estas certificaciones son emitidas por organismos acreditados y verifican que los productos se han producido de acuerdo con normativas específicas. En Europa nos basamos en el Reglamento (UE) 2018/848. El logotipo ecológico de la UE (una hoja formada por estrellas blancas sobre un fondo verde) indica que el producto cumple con el reglamento. Para poder certificar un producto como ecológico dentro la UE, al menos el 95% de los ingredientes de origen agrícola deben ser ecológicos, y el 5% restante debe cumplir con normativas específicas. Los productos deben estar libres de organismos genéticamente modificados (OGM) y los pesticidas y fertilizantes sintéticos están prohibidos.
Así como en Europa tenemos nuestra normativa para la certificación ecológica, a nivel global existen varias certificaciones internacionales reconocidas por la mayoría de los países. Ejemplo son USDA Organic (Estados Unidos) o JAS (Japanese Agricultural Standards), pero existen muchas más.
¿Por qué es importante elegir ecológico?
Los productos ecológicos nos otorgan una serie de beneficios que van desde la salud alimentaria y nutricional hasta la mejora de la calidad de nuestro entorno.
Salud del consumidor
Al evitarse el uso de productos químicos sintéticos y OGM, se reduce la exposición a residuos tóxicos. Además, los productos ecológicos, ya sean alimentarios o cosméticos, tienen mucho más restringido el uso de aditivos, tales como conservantes o colorantes, lo que puede contribuir a prevenir ciertas alergias y otras reacciones adversas.
Protección ambiental
Consumir productos ecológicos tiene varios beneficios ambientales ya que su producción busca ser más respetuosa con los ecosistemas y reducir el impacto negativo que generan los métodos productivos convencionales. Entre los principales beneficios están la reducción de la contaminación en suelo y aguas, la protección de la biodiversidad, la mejorar de la fertilidad de los suelos, la reducción de la huella de carbono o el bienestar animal entro otros.
Sabor y calidad
Muchos consumidores afirman que los productos ecológicos tienen un sabor más auténtico y natural. Esto puede deberse a que las frutas y verduras ecológicas suelen crecer de manera más lenta y en condiciones más naturales, lo que contribuye a desarrollar mejor su sabor. Los productos animales también pueden ser de mejor calidad, debido a la alimentación más saludable y el tratamiento más ético de los animales.
Por otro lado, los alimentos cultivados con prácticas sostenibles tienden a contener menos residuos de productos químicos nocivos, lo que puede reducir los riesgos para la salud humana asociados con su consumo.
Además, la rotación de cultivos, el uso de abonos orgánicos y el compostaje son técnicas que pueden mejoran la fertilidad del suelo. Un suelo rico en nutrientes y bien estructurado puede producir cultivos más saludables y nutritivos. La agricultura sostenible promueve la biodiversidad del suelo, lo cual es crucial para la producción de alimentos de alta calidad.
Economía local y sociedad.
Consumir productos ecológicos dinamiza la economía local, contribuye al empleo justo, promueve hábitos más saludables y fortalece el tejido social, además de contribuir al desarrollo rural.
La Abuela Carmen somos una empresa familiar comprometida con nuestra comunidad. Generamos empleo en zonas rurales, con un alto porcentaje de mujeres en nuestra plantilla, apoyando el desarrollo local y ofreciendo productos de alta calidad, derivados de un cultivo tradicional.
Fuimos pioneros en la producción de ajo ecológico en Europa, obteniendo la certificación hace más de 25 años. Además, hemos ido mucho más allá de los requisitos que exige la normativa de producción ecológica, integrando el uso de energías renovables y envases reciclables o biodegradables y adoptando un plan de economía circular. Con este plan hemos alcanzado el objetivo de cero residuos derivados del ajo, optimizando cada parte de la planta.