El ajo ha sido consumido por sus fines terapéuticos desde la antigüedad. Su origen se remonta a Asía Central, extendiéndose su uso a Grecia, donde era consumido por sus poderes curativos, además de para la prevención de multitud de enfermedades. En el antiguo Egipto era tan importante su consumo, que la suspensión de la ración diaria de ajo a los obreros de las pirámides provocó la primera huelga de la historia.
Cómo consumir el ajo crudo
El ajo crudo puede consumirse tal cual y también en multitud de recetas. Tradicionalmente, en la dieta mediterránea, el ajo crudo se ha venido consumiendo frotando un diente de ajo pelado en pan crujiente, acompañado de aceite de oliva virgen extra. También es costumbre, entre personas de mayor edad, tomar el diente entero en ayunas, tragándolo como si de una píldora se tratara. Otra receta consiste en picar unos tomates y añadir ajo crudo finamente troceado, además de un poco de sal, aceite de oliva y perejil. Esta receta de tomate aliñado es típica de algunas zonas del sur de España. No podemos olvidar que el ajo crudo puede consumirse también en salsas como el mojo picón canario o el famoso pesto de albahaca italiano.
Beneficios del ajo crudo
Son numerosos los estudios que avalan las propiedades beneficiosas del consumo de ajo. Los prebióticos, que actúan estimulando el crecimiento y/o la actividad de alguna de las especies de bacterias que aportan beneficios a la salud del organismo, se encuentran presentes de forma natural en el ajo. Los compuestos organosulfurados, tales como la aliina o la alicina, son los responsables del aroma y sabor característicos del ajo, así como de sus principales propiedades. El ajo ayuda a nuestro organismo a mantener el mecanismo de defensa natural, además de a fortalecer la inmunidad natural. Tiene un efecto positivo en el metabolismo del azúcar en el cuerpo y equilibra el azúcar en sangre. Otro interesante grupo de componentes hallados en el ajo son los sacáridos. La principal función de los sacáridos es la de brindar energía inmediata (no en vano son la principal fuente de energía).
Desventajas del ajo crudo
Es bien conocida la principal desventaja de comer ajo crudo, el mal aliento. Para prevenirlo se pueden masticar hojas de menta fresca, hierbabuena o incluso perejil. Comer manzana después de consumir ajo crudo también ayuda de forma considerable a reducir el mal olor. Otra alternativa consiste en enjuagar nuestra boca con medio vaso de agua con una cucharadita de bicarbonato. Si no tenemos mucho tiempo podemos masticar chicle para refrescar el aliento, lo que disimulará el olor y estimulará el flujo salival, ayudando a eliminar las partículas de ajo de nuestra boca. Otras personas a las que desagrada el olor a ajo optan por consumir ajo negro. Este subproducto del ajo está repleto de beneficios para la salud y, sin embargo, goza de un sabor dulce y un contenido menor en compuestos organosulfurados, lo que elimina la sensación de picor y mal aliento característicos del ajo crudo.