El ajo, clave en la dieta mediterranea

Parece ser que durante la construcción de las pirámides los trabajadores seguían una dieta que consistía sobre todo en cebolla y ajo, del que se decía que proporcionaba vigor para resistir la dura faena.

Plinio escribió sobre la capacidad del ajo para curar la tisis; Virgilio comentó que el ajo realzaba y mantenía la fuerza de los trabajadores agrícolas; Celsio recomendó el ajo como curación para la fiebre; Hipócrates pensó que era una buena medicina para muchos problemas de salud y Mahoma, el profeta, proclamó que si el ajo era aplicado directamente a una picadura o una mordedura facilitaría la curación de estas heridas.

La ciencia confirma

Las virtudes medicinales atribuidas al ajo son comprobadas y verificadas a finales del siglo XIX, cuando Louis Pasteur demuestra que es un antibiótico natural. Posteriormente, el doctor Arthur Stoll, un médico suizo ganador del Premio Nobel, da a conocer uno de los componentes básicos del ajo: una sustancia llamada Aliina.

La Aliina es el componente «madre» -farmacológicamente inactivo e inodoro- del que deriva la sustancia activa, la Alicina, cuyo poder bactericida fue descubierto en 1944.

Actualmente, científicos japoneses prueban sus efectos sobre pacientes con lumbago y artritis, mientras en la India, se están desarrollando estudios que demuestran que el ajo tiene un efecto preventivo en el desarrollo de la arteriosclerosis y de la tensión arterial alta (hipertensión).

Los beneficios del ajo

  1. Incrementa las defensas del organismo, mejorando nuestra respuesta a virus y bacterias.
  2. Es antiinflamatorio.
  3. Es anticoagulante, vasodilatador y depurador.
  4. En uso tópico, su jugo es un estupendo antiséptico. (Por esta razón, en la cocina, cuando la carne de un ave o de un cordero empieza a oler se frota con ajo al ser un magnífico bactericida).
  5. Ayuda en la hipertensión protegiendo al mismo tiempo el corazón y las arterias, dándoles mayor flexibilidad y manteniéndolas libres de depósitos de colesterol.
  6. Ayuda a incrementar el nivel de insulina, reduciendo así los niveles de azúcar en la sangre.
  7. Algunos estudios parecen demostrar que ayuda a incrementar el nivel de serotonina en el cerebro, ayudando a combatir el estrés y la depresión.

Ajo cocido, ajo perdido

Las virtudes medicinales del ajo solo tienen efecto si se consume crudo. Lo dice el refrán «ajo cocido, ajo perdido». Lo cual no quita que en los días de invierno, se prepare una sopa de ajo que le entonará el cuerpo y le sabrá a gloria.

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